La miel de meliponinos: tradición, ciencia,
respeto y responsabilidad
Por José M. Rosales, Meliponicultor nicaragüense, defensor del uso consciente de la miel de meliponinos y promotor de la meliponicultura responsable en Jinotega.Nic.
En los últimos años, ha crecido el interés por la miel de abejas sin aguijón, conocida popularmente como miel de meliponas. Sin embargo, esta creciente demanda viene acompañada de desinformación, confusión y, en algunos casos, falsas expectativas en la población, impulsadas muchas veces por recomendaciones sin el conocimiento adecuado.
El problema de generalizar "meliponas"
En el caso específico de Nicaragua, incluso dentro del género Melipona, no existe una única especie, sino al menos tres conocidas: Melipona beecheii, Melipona costaricensis y Melipona fallax, cada una con mieles de características, composición y usos distintos.
Por tanto, hablar de "miel de meliponas" sin aclarar la especie es caer en una generalización errónea que alimenta la desinformación, aunque no haya mala intención.
Este error también es frecuente entre naturistas y terapeutas alternativos, que sin el conocimiento especializado, recomiendan "miel de meliponas" para diversos tratamientos, sin explicar correctamente que están hablando de meliponinos y, peor aún, sin aclarar a sus pacientes de qué especie de abeja están hablando. Esto genera una gran confusión, especialmente en personas que buscan productos para tratar enfermedades graves, reforzar el sistema inmunológico, o con la esperanza de curaciones milagrosas.
La miel no hace milagros
Casos como el de una señora en Jinotega que llegó esperanzada buscando miel de meliponinos porque le habían dicho que podía curar la ceguera, nos enfrentan a la dura realidad: la miel, aunque tiene propiedades antibacterianas, cicatrizantes y ayuda a reforzar el sistema inmunológico, no es un medicamento milagroso y mucho menos debe sustituir tratamientos médicos profesionales.
Puede ser un complemento a tratamientos convencionales o dentro de un enfoque de medicina natural, pero siempre con prudencia, conocimiento y sin crear falsas esperanzas.
¿Qué pasa con los diabéticos?
Otro caso común es el de personas diabéticas que buscan miel de meliponinos, pensando que al ser más ácida o con menor concentración de azúcares comunes que la miel de Apis mellifera, es apta para su consumo. Aunque algunos estudios mencionan ciertas diferencias en el perfil de azúcares, la miel sigue siendo un alimento alto en carbohidratos simples, y su uso en personas diabéticas debe ser informado, supervisado y nunca basado en recomendaciones populares o sin respaldo médico.
Respetar la medicina ancestral no significa desinformar
La miel de meliponinos, asi como otros productos de meliponicultura, tiene un fuerte vínculo con las tradiciones ancestrales de muchos pueblos originarios de América Latina. Desde épocas precolombinas, diversas culturas mesoamericanas y sudamericanas valoraban esta miel no solo como alimento, sino como medicina sagrada.
Pero si queremos respetar y conservar lo que nuestros ancestros nos dejaron, debemos hacerlo con responsabilidad y seriedad.
La medicina ancestral se basa en el respeto por la naturaleza, en el conocimiento profundo de las plantas, animales y sus ciclos, y en la observación cuidadosa del entorno.
No podemos reducir esa sabiduría milenaria a simples frases comerciales como “miel de meliponas cura todo”. Eso, además de irrespetuoso, desvirtúa la herencia cultural y científica que dejaron nuestros abuelos y abuelas curanderas, sobadoras, yerbateros y guardianes de saberes.
Preservar la tradición no es repetir frases, es profundizar en el conocimiento, respetar los procesos, aclarar las especies, sus propiedades reales y sus limitaciones, y evitar promesas falsas que dañan la confianza en nuestra medicina natural y ancestral.
Nuestra responsabilidad como meliponicultores, comerciantes y promotores de la miel de meliponinos
Quienes criamos, cuidamos y comercializamos miel de meliponinos, tenemos una gran responsabilidad ética, cultural y social:
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Informar correctamente a la población, evitando exageraciones y aclarando que existen distintas especies con mieles diferentes.
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Educar sobre el origen de la miel, especificando siempre la especie productora y el ecosistema de donde proviene.
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Promover un consumo consciente y responsable, sin crear falsas expectativas de curación milagrosa.
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Corregir la terminología errónea, aclarando que no todas las abejas sin aguijón son "meliponas" y que no debe generalizarse su miel como "miel de meliponas". La terminología correcta es meliponinos, y el espacio donde se crían es un meliponario, no un apiario.
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Invitar también a naturistas, terapeutas alternativos y promotores de medicina natural a actualizarse, formarse y utilizar correctamente los términos, de modo que sus pacientes tengan información honesta, responsable y acorde a la diversidad de especies y sus propiedades.
Proteger a las abejas es también proteger la verdad
Más allá de la miel, debemos defender la verdad, el conocimiento, la ciencia, la cultura y la tradición. Confundir, exagerar o desinformar solo pone en riesgo la confianza de la población en estos productos y abre la puerta a aprovechamientos irresponsables.
Que nuestro compromiso sea claro: proteger a las abejas es también proteger la verdad, la cultura, la sabiduría ancestral y el bienestar de quienes consumen sus productos.
Artículo elaborado por José M. Rosales, meliponicultor nicaragüense, defensor del uso consciente de la miel de meliponinos y promotor de la meliponicultura responsable en Jinotega.
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